Limpieza improvisada de una playa y roquedos en abril de 2019.

En un paseo acabamos en una deliciosa playa de arena a rebosar de porquería; no dábamos crédito al surtido de basura que lo llenaba todo, así que, nos remangamos y nos dispusimos a un cambio de planes.

Allí contábamos con lo necesario para la limpieza pues sobraban las bolsas para empezar a empacar. Es una playa de 80 metros, y una anchura entre los 26 y 8 metros; en abril a nadie le importa si una playa no está limpia y menos si no figura en el visor de playas de la Junta de Andalucía, ni en la guía de playas 2019 del antiguo MAGRAMA. Apenas los primeros 50 metros son de una finísima arena, y los 30 siguientes de grava evolucionando a roca hacia su extremo norte. Está ubicada entre el Peñón de las Caballas, al sur y la Punta del Lobo, al norte; es lo poco que queda del paraje original donde aproximadamente consiguieron refugiarse los tres barcos supervivientes de la Armada Española en el naufragio del 19 de octubre de 1562.

Con lo que no podíamos hacer nada era con una barca de 6m de eslora destrozada contra las rocas; el motor lo he encontrado este verano a tres metros de profundidad, cableado, electrónica, fibra de vidrio, espuma aislante. Debía de carecer de seguro porque lleva meses en ese estado; debe ser como esos coches que se pasan meses en un arcén hasta que solo queda el chasis, sólo que en este caso es el mar el que se lo va llevando todo. Pudimos recoger fragmentos de espuma y fibra dispersos por toda la orilla.

Me consta que esta playa es limpiada con cierta asiduidad y que se ha intentado sin éxito la retirada de la embarcación, sus componentes y resto de barcas abandonas sin éxito hasta la fecha.

Aproximadamente este es el inventario de lo encontrado sin pretender ser una caracterización exhaustiva, pero que nos sirve para hacernos una idea de como acaba una playa si no se limpia en el plazo de unas semanas, y por tanto, de lo que hay flotando en el mar de forma permanente y que éste va arrojando a las playas y tragándose de nuevo en cada ciclo de mareas.


Desgraciadamente en la inmersión en superficie y hasta los 4m de profundidad nos encontramos nadando entre aguas fecales; además encontramos dos pilas AA semi-enterradas en el fondo. ¿Quién se deshace de una pila en el mar?… pues es común encontrar pilas abandonadas en puestos de pesca entre las rocas; también los restos del motor de una barca, bolsas, vajilla de plástico de un sólo uso, envoltorios de plástico, cabos abandonados.
Los envases no permanecen inalterables en un medio hostil como es el marino; se van fragmentando paulatinamente hasta convertirse en microplásticos, al igual que el resto de componentes como etiquetado, tapones, anillas.

Algunos de los residuos son una clara evidencia de haber sido parte de vertidos de aguas residuales sin tratar, tales como bastoncillos de los oídos, compresas y aplicadores de tampones. España ha sido sancionada recientemente por incumplir la normativa Europea en materia de tratamiento de aguas y para muestra un botón. Además, es indicativo de las prácticas inadecuadas por parte de los consumidores de dichos productos a la hora de desecharlos, pues evidentemente fueron arrojados a un váter.

En cualquier caso es costumbre maltratar nuestros costas desde hace bastante tiempo; esta playa natural es lo poco que queda de aquel paraje arrasado durante la construcción del puerto deportivo de Marina del Este en los años 60. Por fortuna, aún con el puerto deportivo y la playa artificial contigua construida para regocijo de las urbanizaciones, es tal la biodiversidad de ésta y de la costa aledaña, que a pesar de los impactos directos que la amenazan en 2015 fue declarada Zona de Especial Conservación. Lamentablemente estas zonas no entienden de líneas imaginarias trazadas en un mapa, y menos si nuestros residuos campan a sus anchas entrando, saliendo, ensuciándolas y contaminándolas.

Por mucho que limpiáramos, antes de marcharnos otra oleada de basura estaba lista para desembarcar con la siguiente marea, el flujo es continuo.






Todas las fotografías e imágenes de vídeo han sido tomadas en este pequeño arenal, hay más, es sólo una selección; cada playa, roquedo o fondo a lo largo de todo el litoral apechuga con lo suyo, que no es poco.
Por Javier de los Reyes
@jareyme